La silueta
Matías Ezequiel García se acostó temprano para así poder despertarse
temprano a la mañana siguiente, ya que tendía a acostarse tarde y levantarse más
tarde aún. Entonces, temprano fue que despertó, y recordó la frase que su
abuelo le nombraba “al que madruga, dios lo ayuda” por lo que él pensó que iba
a tener un gran día, aunque no fue así. Por más que se haya levantado temprano,
había sido demasiado a su parecer, se había acostado a las 20:00 y despertado a
las 04:00.
Lo primero que hizo fue ir al baño y verse en el espejo, su
cara, una cara típica de un ciudadano promedio de Buenos Aires, un rostro
cansado, recién despertado, con el pelo un poco mojado de haberse duchado y sin
ganas de nada, como si no quisiera estar allí y en realidad quisiera estar
durmiendo calentito en su cama. Y así es precisamente como se sentía Matías
Ezequiel, su cara decía todo. Todavía era de noche, por lo que Matías decidido volver
a la cama para acostarse un rato más, por lo menos hasta que salga el sol. Pero
de pronto, al salir del baño y acercarse a su cuarto, escucha un ruido en la
cocina de su casa. El estaba en piso de arriba, la cocina estaba abajo, y el
ruido había sonado como a un cajón que se abrí y se escuchó el ruido metálico de
los cubiertos.
Matías, con su cara de recién levantado, decidido bajar,
estas situaciones no le causaban miedo ni mucho menos, aunque a la mayoría le
causara miedo estas situaciones. Mientras bajaba, no escucho ningún ruido más,
ni siquiera su perro se había levantado con los sonidos, fue como si ese ruido
estuviese destinado para que lo escuche él solamente. En el momento que llega a
la cocina, a simple vista, no noto nada raro simplemente que el cajón de cubiertos
estaba abierto, como bien lo había oído. Por ello decidido cerrar el cajón y
volver, ya que creyó que había sido Maximus, el gato, hasta que vio que había una
ventana abierta en un cuarto.
Se acercó al cuarto, un cuarto chico y sin iluminación,
simplemente iluminado con la hermosa luna llena que entraba por la ventana. Fue
en ese momento, en el que entró al cuarto y decidido cerrar la ventana, cuando
vio en el piso una silueta de un cuerpo, detrás de él, con algo en su mano
izquierda…
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