Cuento Breve: Un día fantástico

Era un dia triste y con triste me refiero a un dia en el que cielo estaba muy nublado, sin dejar aparecer al sol con apenas unas pocas gotas de lluvia. Como siempre, estaba solo en mi departamento como cualquier  estudiante del interior que viaja a la gran Ciudad De Buenos Aires. Pero aunque era un domingo típico y triste, tenía una sensación de que algo raro estaba pasando o iba a pasar, como si la vida misma me estuviera avisando con anticipación que algo distinto iba ocurrir ese día. Fue por ello que me puse a pensar que era lo que iba a hacer en ese dia e imagine cualquier tipo de escenario posible pero todavía no lograba llenar esa sensación rara o encontrarla en ninguno de estos escenarios que pensé, hasta que recordé que hoy venía mi abuelo. En un principio me asuste y reflexione que era imposible que mi abuelo sea el hecho de esta sensación rara, el no es una persona mala ni con malas intenciones, siempre ha tenido un enorme corazón y me ha ayudado en todo lo que necesitaba. Entonces, luego de darle vuelta y vuelta a esta corazonada (o sensación como preferían llamarle) decidí ignorarla y dejar de pensar en ella. 

Diría que fue a la hora que caía el sol ( aunque no había sol alguno en este domingo ) que fue en ese momento en el que recibo un llamado al teléfono y era el abuelo, que me pedía por favor que baje a abrirle. Como es habitual, el trajo una docena de empanadas, pero esta vez cuando le pregunte de que eran las empanadas, me dijo que no había conseguido mis favoritas, las de humita, sino que trajo de carne. Fue precisamente en ese momento cuando sentí como si fuese un leve ruido de mi panza, el cual mi abuelo escuchó y ambos pensamos que solo era por el hambre, y por ello decidí ignorarlo. Pero en el momento que nos sentamos en la mesa a cenar y yo abrí la caja de empanadas, volvió a aparecer el mismo ruido en mi panza, y sin que pueda pensar o prestarle atención, mi abuelo bromeo rápidamente y desvió completamente mi atención hacia su chiste. 

Cuando estaba comiendo casi ya mi quinta o sexta empanada ( ya había perdido la cuenta debido al hambre que tenía), de repente siento un enorme dolor en mi cuerpo, en la zona de mi panza. Era tanto y tan fuerte que mi abuelo, por el aspecto y las caras de dolor que yo hacía, me llevó directamente a un hospital. Entonces, ni bien entró al hospital, por mas que yo estaba abrumado por este dolor, volvió una vez más esta rara sensación que había sentido durante todo el dia, pero esta vez vino acompañada con una voz diciendo Te lo advertí. 

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